Necropolítica” – Achille Mbembe

Necropolítica” – Achille Mbembe

¿Qué es la necropolítica?

El filósofo africano Achille Mbembe propone el concepto de necropolítica como una ampliación crítica de la biopolítica de Michel Foucault. Si Foucault analizó cómo el poder moderno administra la vida, Mbembe se pregunta: ¿quién tiene el poder de decidir quién debe morir? (Mbembe, 2011, p. 17).

Poder y violencia

Mbembe argumenta que en los regímenes modernos, especialmente en contextos coloniales y postcoloniales, el Estado no solo regula la vida, sino que organiza la exposición sistemática a la muerte. Ejemplos de esto son las guerras, las ocupaciones militares, el apartheid y otras formas de dominación política.

Colonialismo y soberanía

La necropolítica se manifiesta de forma extrema en contextos coloniales, donde el colonizador define la humanidad del colonizado. El control del cuerpo, del territorio y del tiempo del sujeto colonizado se traduce en una forma de soberanía que se basa en la capacidad de matar.

Zonas de muerte

Mbembe describe cómo ciertas poblaciones son confinadas en lo que él llama “zonas de muerte” (como campos de concentración, territorios ocupados o favelas), donde las personas quedan excluidas de los derechos básicos y expuestas constantemente a la violencia.

Ejemplos contemporáneos

El texto menciona contextos como Palestina, Sudáfrica y otras regiones donde la ocupación, el racismo y el poder militar generan una política de muerte que se disfraza como necesidad de seguridad o defensa del orden.

 ¿Por qué es relevante este concepto hoy en día?

En un mundo donde aumentan la militarización, las fronteras violentas y la exclusión social, la noción de necropolítica ayuda a entender cómo ciertos cuerpos (raciales, pobres, migrantes) son desechables para los sistemas de poder. Nos invita a cuestionar quién define la vida digna y quién es dejado morir sin consecuencias.

Referencias

     Mnbembe, A. (2011). Necropolítica, en Traversées, diasporas, modernités, Raisons politiques, no. 21, 2006, pp. 29-60. Traducción de Elisabeth Falomir Archambault. Editorial Melusina.